Relaciones disfuncionales  en adultos

Las relaciones disfuncionales son aquellas en las que existe un patrón constante
de interacciones negativas, insalubres o destructivas entre las personas involucradas. En estas relaciones, las necesidades emocionales, psicológicas o físicas de los participantes no se satisfacen adecuadamente, lo que puede generar malestar, estrés, inseguridad y daño emocional.

Signos de patrones disfuncionales en la relación:

  • Degradación: se trata de reducir o rebajar el valor esencial e inherente de la persona. Algunos ejemplos de esto son: tratar a la persona como inferior, inútil, etc.
  • Estrategias defensivas: trasladar la responsabilidad de las conductas violentas: minimizando, argumentando o racionalizando los hechos violentos realizados por parte del otro miembro de la relación.
  • Distorsión de la realidad subjetiva (luz de gas): se trata de transformar la percepción de la realidad, su juicio, conciencia y memoria. Ejemplos de ello son: tergiversar conversaciones y acuerdos, etc.
  • Sobrecarga de responsabilidades: exigir que se haga cargo por entero de los problemas y responsabilidades compartidas. Como, por ejemplo: actuar como si fuera el dueño de la casa, etc.
  • Privación: se trata de limitar o reducir la posibilidad de satisfacer las necesidades básicas (personales, sociales y laborales). Ejemplos de esto son: controlar y restringir salidas y horarios, etc.
  • Intimidación: causar o infundir miedo, temor o terror. Este tipo de maltrato psicológico puede ejercerse a través de maltrato físico o sexual.
  • Cosificación: se trata de convertir a la persona en un objeto (sin necesidades, deseos, posibilidades o elecciones propias), es un acto de deshumanización.

Ciclo de las relaciones disfuncionales 

La psicóloga Lenore E. Walker formuló una teoría sobre cómo se desarrollan las relaciones disfuncionales en diferentes fases.

Comienzo del ciclo / de la relación: atenciones y muestras de cariño e interés desmesurado.

Primera fase – Acumulación de tensión.

Esta fase se caracteriza por muestras leves de agresividad y hostilidad ante situaciones normales de la vida cotidiana y de la relación.

  • La duración de esta fase es muy variable, ya que puede abarcar días o años.

Segunda fase – Explosión o agresión.

Conductas disfuncionales de mayor gravedad. En esta fase se incluye lo que se concibe como maltrato psicológico y/o físico, que pueden poner en riesgo la integridad de la víctima.

  • La duración de esta fase suele ser muy breve, pero es muy grave.

Tercera fase – Arrepentimiento o luna de miel.
La parte de la pareja responsable de conductas disfuncionales finge estar arrepentido/a porque se ha dado cuenta de que sus actos de violencia grave pueden tener consecuencias negativas para él/ella. De esta forma intentará reconducir la situación y cambiar e intentará volver a tomar la relación con la víctima.


¿Por qué se mantienen los ciclos de relaciones disfuncionales?


El momento en el que la víctima retoma la relación con la persona que ejerce la conducta violenta se vuelve a reiniciar el ciclo y a la fase de luna de miel le seguirá una fase de acumulación de tensión y a esta una fase de explosión y así sucesivamente, creando un círculo vicioso del que le será cada vez más complicado salir a la víctima. La relación cada vez estará más deteriorada y la víctima estará más afectada psicológica y físicamente. Con cada repetición del ciclo de violencia, la fase de luna de miel cada vez dura menos y en algunos casos, incluso llega a desaparecer.

Señales de advertencia

Comienzo del ciclo / de la relación

  • Atención “desmesurada”.
  • Inicio de molestias sutiles por parte de la persona que ejerce la conducta violenta.

Nivel 1. Señales de alarma

  • Comentarios dependientes (connotaciones románticas): “no puedo vivir sin ti”.
  • Demandar explicaciones, fotografías.
  • Interrogatorios (“¿dónde estás, con quién, etc.?”).
  • Celos patológicos.
  • Llamadas de atención: “estoy fatal, no puedo más”.
  • Chantaje emocional / manipulación. Se mantiene oculto el deseo.

Nivel 2. Señales preocupantes

  • Ley del hielo: uso del silencio o la retirada emocional como una herramienta de manipulación y control.
  • Devolver el daño.
  • Amenazas indirectas.
  • Chantaje emocional / manipulación. Sin ocultación..

Nivel 3. Señales de alta gravedad

  • Insultos, vejaciones, humillaciones en público y privado.
  • Luz de gas: forma de manipulación psicológica en la que el agresor busca hacer que la víctima dude de su percepción, memoria o juicio, a fin de ganar poder y control sobre ella.
  • Amenazas directas contra la mujer o personas significativas.

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